Una de las maravillas que nos trajo el siglo XX y que ha seguido proliferando en el siglo XXI cual ranas en mitad de una charca, es el mercado de la carne humana. En una sociedad deshumanizada y sin valores donde es más importante la estética que la neurona, el envoltorio que el regalo, la carrocería que el motor...El sometimiento a unos cánones de belleza que todavía no tengo claro de donde salieron, intentar alcanzar la perfección suprema castigando al cuerpo, autoflagelándose para tener las medidas ideales según los patrones que marcan no se muy bien quien. Los modistos, las pasarelas? Puede ser. Sin embargo, diré que este fenómeno no es nuevo, este fenómeno existío siempre a lo largo de la historia. El gusto por la delgadez. Dicen que la propia Sisi Emperatriz de Austria padeció este infierno, y en tiempos más recientes la Princesa Diana de Gales tambien. Si la belleza es esto, prefiero ser fea y gorda y tener una larga vida, que ser la más bella y delgada del cementerio.
Habló la Mariposita
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